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miércoles, 26 de febrero de 2014

El Mantón de Manila, la revisión de un clásico



Le dedico este post al mantón de Manila por ser una pieza indispensable en la indumentaria española y porque, personalmente, tengo auténtica devoción por él.


Joaquin Sorolla. El baile. Estudio para la Cruz de Mayo. 1914/15.  Hispanic Society of America




Detalle de El Baile.
Muchos han sido los “usos y disfrutes” desde que llegó, pero… ¿cuáles son sus orígenes?


La historia del Mantón de Manila se remonta a la de la Ruta de la Seda, cuando  Felipe II encargó en el año 1559 a Urdaneta, que abriese una ruta de ida y vuelta hacia las Islas de Poniente. El 21 de Noviembre de 1564 saldría de México una expedición que llegó a Cebú el 27 de Abril de 1565. Esta ruta sería la más larga en duración de la historia.

Ignacio Zuloaga. Lolita o Mujer tendida con chal azul, 1913.

I. Zuloaga. Cándida con mantón chinesco. 1907
Los galeones fueron principalmente barcos cargados de sedas, gasas, terciopelos, tafetanes, seda floreada......
Coloquialmente se  decía que eran  "bordados de Manila"  pero la realidad es que procedían del sureste de China, de Cantón o la provincia de Fukien.

Hermenegildo Anglada Camarasa. Retrato de Sonia de Klamery. 1913.  Museo Reina Sofía.

Hermenegildo Anglada  Camarasa. Granadina, 1914.


El mantón de Manila no formaba parte de la tradición china y se impuso por las necesidades europeas, pues se empezó a utilizar para vestir y para decorar… cuántas fotografías antiguas hay en las que vemos un mantón encima de un piano, de una mesita, etc..
Sin embargo, tanto los largos flecos que lo acompañan, como los nudos decorativos, llamado macramé, provienen de la moda oriental.
Desde el año 1840 aproximadamente será tanta la demanda del mantón, que en Cantón se creó una zona a la fabricación exclusiva de mantones.

Hermenegildo Anglada Camarasa. Chula de ojos verdes, 1914.
                     
La historia del mantón va unida a la  tradición morisca de taparse el rostro. Al prohibir la corona española, en el año 1492 el uso del velo,  las moriscas utilizaron el chal, hasta entonces sólo usado por las castellanas. El chal cubría su rostro dejando ver sólo los ojos. Este gesto, lo adoptaron las mujeres cristianas de Sevilla, Córdoba, Granada y Toledo.

El mantón poco a poco fue evolucionando y tomando su forma actual. Al principio era más pequeño y con el tiempo fue tomando mayor tamaño así como un macramé más marcado y largo. Las europeas preferían los motivos decorativos más orientales, acorde con las modas del momento.

Los chales se pondrían de moda en Europa a finales del siglo XVIII pues la ropa de estilo imperio necesitaba, dada su ligereza, algo de abrigo.
El mantón cuadrado como lo conocemos actualmente, haría su aparición a partir de 1820. Hasta el año 1930 casi todos estaban realizados en seda.


Manuel Benedito Vives. Pastora Imperio con peina y mantón.
Los diseños iniciales solían ser más sencillos pero más trabajados y el colorido contenía un sin fin de colores y gama de tonos que los hacía muy refinados.

Con el tiempo la cenefa bordada se va ensanchando y poco a poco los motivos se van haciendo más grandes. Lo mismo sucede con los flecos, en origen eran más pequeños en los mantones más antiguos y van adquiriendo pesó y macramé con el tiempo.


Hacia final del siglo XIX  el centro del mantón esta bordado entero, eran muy apreciados los que llevaban motivos de pabellones y chinitos con caras de marfil.

Los mantones inmensos son típicos de principios de siglo XX. Desde 1930 los hilos son bastante gruesos y los puntos muy grandes, estos  modelos resultan más llamativos pero menos refinados.

José María Rodriguez Acosta. María Luisa en la verbena, ca. 1920.


En la actualidad, el mantón sigue estando totalmente vigente, sobretodo si tenemos en cuenta las tendencias de estas últimas temporadas, con  claras influencias orientales, continuas son las alusiones; kimonos, estampados orientales, fajines, sedas, bordados, etc..

Concretamente, en la edición de la semana pasada de la Mercedes Fashion Week de Madrid, el diseñador Juan DUYOS, reinterpretó el mantón  en  toda su colección (celebrando su quince aniversario con quince mantones) de modo que tuvimos las magnífica ocasión de ver varios de ellos confeccionados como vestidos.
Aquí os dejos algunos ejemplos;

Duyos, Mercedes Fashion Week, 2014-15


Duyos, Mercedes Fashion Week, 2014-15

Boceto para la colección.



Al ver el fabuloso trabajo de Duyos, no pude evitar recordar una sesión de fotos que la Factoría La Manglana (el estudio de mi hermana) y yo tuvimos con Carmen, esta guapísima andaluza que lució así de bien algunos de mis primeros tocados y varios mantones de mi madre (ella sí que es una fanática de estos).

En las fotos, Carmen lleva diversos mantones y las “Roquetes” (así las bautizó ella y así se quedaron), tocados muy pequeños a modo de detalle.

Carmen con "roquete" azul eléctrico y mantón rosa.




Carmen con "roquete" azul turquesa y mantón isabelino beige.


Carmen con "Plato Chino" y mantón verde.
Por cierto, el mantón verde que luce Carmen es muy similiar, si no igual, al que aparece en este retrato;


José María López Mezquita. Ferananda con mantón. 1915




Con respecto al tema que nos ocupa (la reinterpretación), os dejo algunos ejemplos de celebritys (famosas de toda la vida, vamos) llevándolo con su propio estilo, y con atuendos de diario, algo que también tiene su punto.

Kate Moss, luciendo mantón con estilo desenfadado.


Milla Jovovich

Y otro ejemplo de cómo se puede re-utilizar un mantón, al estilo folk.

Ralph Lauren re-utiliza un mantón como bolso para Vogue Paris.




Para finalizar este post (espero no haberme excedido demasiado, pero es que el tema-mantón da para mucho…) me gustaría enseñaros una de las fotos hechas por la Factoría La Manglana y que a mí más me gustan, se trata de una sesión que hicimos con mi sobrina, hace ya bastantes años, y que como veréis, tiene de telón de fondo un mantón antiquísimo, el pobre estaba muy deteriorado, pero mi madre consiguió  restaurarlo (con gran paciencia, eso sí) y lo colocó en casa a modo de mural.




sábado, 8 de febrero de 2014

Entre naranjos

En la plazoleta que formaban frente a la casa azul los altos y tupidos rosales, erguíanse cuatro palmeras que, abandonadas muchos años, dejaban colgar las secas ramas...



 
Así comienza la segunda parte de la novela de Vicente Blasco Ibáñez "Entre naranjos", y entre naranajos y el mar, está Puçol. Puçol es el pueblo donde se casaron Eva y Alex. 


Elena entre rosas.  Joaquin Sorolla



     Cuando Eva se puso en contacto conmigo me dijo que quería algo especial, concretamente quería un turbante (lo tenía clarísimo) y que también le gustaban mucho los lazos.
Su madre, a la que también le hice el tocado, me dijo que quería algo discreto, que fuera muy acorde con el vestido, aunque me dio una pista fundamental... que le encantaba el estilo "Jackie".
Y la madre del novio me dijo literalmente "tú hazme lo que quieras".
Así que me puse manos a la obra, y estos fueron los resultados. 



Composicón Factoría lamanglana



Eva llevó un turbante revestido en organza de seda, con una fina cinta de terciopelo y rematado con un gran  lazo.







Eva combinó algunos detalles de su boda en tonos rosa pastel.






 Su madre llevó un casquete de buntal en color violeta, para darle un toque le hice un bies rígido utilizando la misma tela del vestido y rematándolo con dos apliques de telas bordadas.





Y a Adela,  la madre del novio, le hice un tocado en tonos turquesas y oro viejo, tal y como lo combinaba su vestido. Para la base utilicé un peak  de buntal turquesa y le superpuse dos flores de seda dorada con algún que otro adorno en azul y oro viejo (cuentas pintadas a mano y plumas antiguas).







El día que les entregué los tocados, estaban contentísimas y tuvieron el detalle de obsequiarme con un pastís blanc de Puçol... una no se puede quedar con mejor sabor de boca.









viernes, 24 de enero de 2014

LA CARENCIA


La Carencia es un proyecto familiar sin pretensiones y con mucha ilusión. 
Se trata de una colección de piezas cerámicas (loza) elaboradas por un alfarero, siguiendo las técnicas más antiguas y tradicionales.
Las piezas recuerdan a las  de “toda la vida”, tienen esa cotidianidad y sencillez de “lo de siempre”. Son las típicas que uno/a encuentra en la cocina de una alquería o masía, esas cocinas con obrador de mármol, cortinillas de cuadros y cazuelas de cobre.

                   

                            

                           

                                   
















 El proceso de elaboración es el básico para este tipo de alfarería, fundamentalmente hay dos etapas, una primera, la del modelado, utilizando el torno de alfarero y la destreza de las manos. Una vez modelada la pieza y decorada, se deja secar a temperatura ambiente y a continuación se cuece a 830 grados, proceso conocido como biscuit o bizcochado.
Posteriormente, cuando ya está cocida y fría, se pasa a la etapa del barnizado o esmaltado, en este caso en concreto, siempre hemos elegido los múltiples tonos del blanco (blanco puro, roto, beige, marfil, etc.). Una vez barnizada, volvemos a cocer la pieza, en esta ocasión a 980 grados.

Los pinceles son las espigas en que florece el arte. R. Gómez de la Serna (Greguerías)

 Como habéis visto, se requieren unos conocimientos muy técnicos, aunque si os fijáis, cada una de las piezas es diferente e irrepetible, en conjunto, se trata de un proceso totalmente artesanal.



        Todo eso de “producción en serie”, “trabajo en cadena”, “cumplir objetivos” y demás… no tiene cabida en esta idea. Hablamos de un concepto diferente, hacer algo que nos gusta y como nos gusta, pensando solamente en disfrutar y en crear algo sencillamente “bonito”.

“Las cosas en serie son el nuevo fetichismo humano” R. Gómez de la Serna. Greguerías.
                           







martes, 14 de enero de 2014

Adoro lo antiguo


          Sí, adoro lo antiguo, se nota en mis diseños y materiales.  A veces pienso que en exceso. No lo puedo evitar, cualquier objeto que tenga más de 50 años... me llama. Es algo insuperable, se podría decir que roza casi la obsesión. Y es que no se trata sólo de telas, cintas, plumas  y botones, se trata de... un poco de todo.


     

      


Ciertas personas (que me rodean y que no dudo me quieren) dicen que no es normal, que siempre voy a lo que está hecho polvo, roto o desvencijado, y lo peor... es que es verdad. Basta que una mesa cojeé y una silla renqueé, para que me guste más.  
Rastro de Madrid.
                                                   
Objetos que  tienen “la vida vivida”. Que le voy a hacer, es superior a mí.
Editorial años 50
Por no hablar de  la "hechura" (me encanta esa palabra),  las técnicas, los materiales, las herramientas utilizadas,  hoy el ritmo es tan diferente, no se puede comparar.
                                   
                                    
Así que te podrás imaginar mi emoción,  cuando la dueña de una antigua sombrerería de Madrid, hoy en día cerrada, me dijo: pasa, entra, abre puertas y armarios, escoge....
                                                  

Si bien es cierto que actualmente asistimos a la extenuación de lo “retro”, lo “vintage” (empieza ya a cansarme el uso y abuso de esa palabra), en fin, eso de que todo lo antiguo sirve,  o aquello que parece antiguo y no lo es. 
Se lleva la melancolía, solo con hacer un rápido barrido por las series de televisión lo comprobaremos (algunas bastante más acertadas que otras), y lo de que cualquier tiempo pasado fue mejor…siempre esta en boga. 
Por mi parte, escojo los “revivals”, las revisiones de otras épocas, de otras modas, pero siempre desde una óptica actual, mirar de reojo hacia el pasado pero con las manos en el presente.  En resumen, utilizar una tela antigua, una cinta de ayer, un botón de antes de ayer y un diseño de hoy, eso sí me va.



...siempre nos quedará Paris.